Según los especialistas, el volumen que supera los 90 decibeles (dB) es dañino para el oído, cuando alcanza entre 120 a 140 dB puede causar dolor y fastidio. A pesar de esto, los adolescentes siguen escuchando sus reproductores musicales a volúmenes muy altos, sin importarles su salud auditiva.
Los chicos suelen restarle importancia a estos peligros y muchos aseguran que no creen que se quedarán sordos por escuchar música a todo volumen.
La única solución es que los padres se sienten a conversar seriamente con sus hijos sobre el uso de los reproductores musicales, y recalcarles el gran peligro al que exponen su capacidad auditiva.
También hay que prestar mucha atención a los síntomas o signos de alarma, por ejemplo si un chico se queja de zumbidos en el oído o no distingue con claridad los sonidos, entonces es mejor llevarlo a un especialista médico.
De otro lado, los fabricantes de los reproductores musicales deberían colocar alguna señal o advertencia en estos aparatos, que pueda indicar a los usuarios cuando el volumen es dañino para los oídos.
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