Es muy importante responder al “llamado” del bebé ya que se crea un lazo amoroso con los padres, a veces basta con que escuchen las voces paternales o sientan caricias para que dejen de llorar.

Además, se refuerza la estabilidad emocional del niño porque saben que alguien los ayudará cuando lo necesiten.

Diversos motivos ocasionan el llanto del bebé, entre estos podemos mencionar: frío, calor, dolor o enfermedad, hambre, incomodidad, cambio de pañal (cuando están sucios), quieren “brazos” (que lo carguen), o porque se sienten tensos.

Aunque no existen fórmulas mágicas para lograr que los bebés dejen de llorar, te recomendamos que pruebes algunas de estas opciones:

- Ofrecerle el biberón o el pecho para averiguar si tiene hambre.

- Cantarle una canción mientras se le pasea en brazos.

- Sacarlo a pasear en su coche o también salir en el auto.

- Ponerlo en una mecedora, el movimiento puede tranquilizarlos.

- Darle un chupón (o dedo) o algo para succionar.

- Masajearlos de manera suave por todo su cuerpo.

- Verificar que su ropa no le quede ajustada o alguna parte lo este fastidiando como las etiquetas.

- Si bien no todos los bebés se quejan cuando tienen el pañal sucio, lo mejor es cerciorarse de que estén limpios.

- A veces las visitas familiares los abruman y se ponen a llorar, lo mejor en estos casos es llevarlos a algún lugar donde puedan estar tranquilos.

- Bañarlo en agua tibia puede relajarlo.

Si después de probar todas estas posibles soluciones el pequeño sigue llorando, tienes que descartar si tiene alguna enfermedad o dolor.

Finalmente, si a pesar de todos tus esfuerzos el bebé no se calma y entras en crisis nerviosa, lo mejor es que pidas ayuda para controlar la situación, pues recuerda que ese "nerviosismo" se lo transmites al niño.