La mentira es la expresión de algo que no existe, es lo contrario a la veracidad.
Desde pequeños nos enseñan en casa y en la escuela a no mentir, pero ¿Qué sucede con los niños que mienten? ¿Qué los motiva a ello?
Debemos diferenciar las mentiras en los niños pequeños, pues ellos viven en un mundo fantasioso, e inventan historias como una manera de expresión y desarrollo de su creatividad.
Sin embargo, las mentiras en un niño de más edad, que ya tiene capacidad para discernir lo bueno de aquello que no lo es, no serán mentiras ingenuas, sino una situación que los padres deben evaluar y estar alertas para darle una solución adecuada.
Si un niño miente constantemente y no es corregido, creará un hábito negativo para el resto de su vida. En principio los padres deben dialogar con él y hacerle entender la importancia de la honestidad y la veracidad en la vida del niño, las consecuencias de mentir y finalmente buscar ayuda profesional. Pero sobre todo, ser un ejemplo de verdad con su vida misma, los padres enseñan con sus actos.
Los niños mienten para huir de la realidad, y no afrontar situaciones que les pueden resultar dolorosas, para no afrontar las consecuencias de algo que hicieron, por temor o simplemente porque están desarrollando un hábito negativo.
Se dice que toda persona miente, y en cierta forma es verdad, se le puede explicar al niño que las mentiras solo se usan en casos muy especiales, por ejemplo para evitar herir a una persona y solo en casos especiales, y que la veracidad es una virtud que debe cultivar y desarrollar toda su vida.
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